Es uno de los fiordos más grandes de Nueva Zelanda, un lugar de belleza serena. Fue a finales del siglo XVIII que el Capitán Cook y su tripulación notaron un acceso y se convirtieron en los primeros exploradores europeos en avistar este tesoro. Aunque regresaron unos meses después a explorar estas aguas, le dieron el nombre de Dusky Sound, que en español sería Fiordo Oscuro.