Gran Hotel Los Abetos

“Gran Hotel los Abetos”

Me alojé este mes en este hotel y fue simplemente maravilloso en todos los aspectos posibles. El personal de recepción me recibió con amabilidad. Las instalaciones del hotel son impresionantes. Mi habitación era espaciosa, elegantemente decorada y estaba impecablemente limpia. En cuanto al restaur… Más

Me alojé este mes en este hotel y fue simplemente maravilloso en todos los aspectos posibles. El personal de recepción me recibió con amabilidad. Las instalaciones del hotel son impresionantes. Mi habitación era espaciosa, elegantemente decorada y estaba impecablemente limpia. En cuanto al restaurante, el desayuno buffet ofrecía una amplia variedad de opciones. Tienen una maravillosa piscina, y lo mejor de todo el servicio de mini bus al centro, que gracias a eso nos despreocupamos del coche.

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“Un 8 sobre 10...”

Si quieres algo céntrico, este no es tu hotel. Está alejado de todo y aunque disponen de traslado gratuito al centro, previo aviso, tiene horarios fijados de mañana y tarde. Si tienes alguna actividad después de las 20h tendrás que regresar por tu cuenta. La opción cama supletoria es nefasta. La ca… Más

Si quieres algo céntrico, este no es tu hotel. Está alejado de todo y aunque disponen de traslado gratuito al centro, previo aviso, tiene horarios fijados de mañana y tarde. Si tienes alguna actividad después de las 20h tendrás que regresar por tu cuenta. La opción cama supletoria es nefasta. La cama que ponen es insufrible. Un adulto lo pasa fatal en ese camastro. Sorprende la diferencia entre las camas de la habitación, que están muy bien, contra el servicio que ofrecen con las supletorias que, por contra de lo que se ve en su web, las colocan en una habitación estándar quitando la mitad del paso de la entrada a la misma. El resto de las instalaciones están bien, insinúan el paso del tiempo pero muy bien conservadas. Coincido con otros comentarios sobre si coincides con grupos de viaje, no respetan el silencio en los pasillos y desde las 7:30 que comienza el desayuno, el ruido y voces es considerable en estos. Desayuno caro pero aceptable. Aunque se han apuntado a la moda de máquinas automáticas de café aguado y leche en polvo, como en cualquier taller u oficina. Menos mal que ponen un ( uno solo ), termo con café tipo alemán. Buen servicio por parte de su personal que intenta agradar al cliente ante estas deficiencias. Sr/Sra encargado de menaje....revisen la ropa de cama !! Muy mal aspecto el que me dio la mía. Ah...y por favor !! Estiren bien las sábanas bajeras que es muy molesto encontrar pliegues al acostarse. En cuanto al exterior, jardines impecables, amplio parking gratuito, una piscina decente aunque no disponga de mucho sitio alrededor por la forma del terreno ( el hotel está en la cima de un pequeño monte ) De resto... es un antiguo cuatro estrellas que por instalaciones ( Salvo el gimnasio de apenas 20 m² bajo el techo inclinado del edificio, con un tragaluz y aspecto de apilamiento que quitan las ganas...), está bien pero, podría ser mucho mejor, porque posibilidades tienen para ello. Deberían replantearse la opción de tres adultos por habitación ( al menos en las estándar ) y retirar esas camas de campamento que no son para nada aptas para un establecimiento como este y al precio que ofertan.

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“Buen desayuno, jardines y piscina | Casi una comedia”

Situado en una pintoresca colina a las afueras de Santiago, este hotel de ladera con una gran fachada goza de excelentes vistas de la zona. Además del bloque principal de cinco plantas (tres plantas abiertas al público, dos hileras o pasarelas dan servicio a unidades dúplex adicionales. Durante e… Más

Situado en una pintoresca colina a las afueras de Santiago, este hotel de ladera con una gran fachada goza de excelentes vistas de la zona. Además del bloque principal de cinco plantas (tres plantas abiertas al público, dos hileras o pasarelas dan servicio a unidades dúplex adicionales. Durante esta visita de regreso, nos alojamos en el ala este de este hotel durante seis noches. La amplia habitación tenía una cama cómoda, un baño respetable y un servicio de limpieza regular. Los desayunos entre semana eran estupendos, y el personal profesional y amable. Los jardines del hotel están bien cuidados con una horticultura ejemplar, aunque la atractiva piscina se llena especialmente por las tardes. Los Abetos también ofrece un servicio de minibús a la Plaza de Galicia en la ciudad de lunes a sábado (09 h hasta las 13 h, luego 17 h hasta 20 h). En general, quedamos bastante satisfechos; la mayoría de los recepcionistas fueron amables y atentos. Sin embargo, varios incidentes restaron calidad. Desde retirar cómicamente una tabla de planchar demasiado pronto, hasta exasperantes estereotipos con repetidos comentarios sobre aeropuertos e inferencias similares del tipo “aquí en España”. Los dos somos españoles, uno nativo y el otro nacionalizado, así que esto último fue especialmente frustrante. Pero lo peor estaba por llegar. El recepcionista, ya mayor, debió de aprender hostelería en los primeros años del franquismo. Supuestamente, para sentirse más cómodo, llegó a cambiar la reserva del nombre de la reserva y del pago (que no sonaba español) por el otro de nosotros. Es más, incluso llegó a argumentar —de forma bastante elaborada, algo condescendiente y totalmente equivocada— que uno de nosotros (el nombre principal de la reserva) no tenía un número de teléfono móvil español. Ambos lo teníamos y lo tenemos. Nota: ni siquiera preguntó, ni miró los detalles a través de la agencia que tenía el número español (uno de dos) junto con nuestros DNI. Observamos idiosincrasias y estereotipos similares en varias otras ocasiones. Un ejemplo: a pesar de mencionarlo a la llegada y confirmarlo dos días antes de la salida, la salida tardía (de pago) no se reservó ni “se finalizó en sus ordenadores”, a pesar de haberlo solicitado expresamente y dejado leer/autorizarse una tarjeta de crédito al registrar. En consecuencia, recibimos una llamada telefónica (en uno de los móviles, ambos españoles) mientras estábamos sentados junto a la piscina - absurdamente, a la vista de las ventanas del vestíbulo del hotel y de la recepción cercana. La joven de recepción nos estaba recordando una supuesta salida estándar a mediodía. Más tarde se disculpó (a su manera) por este fallo. Como resultado, hablamos con un par de recepcionistas sobre lo anterior. Luego sugerimos por escrito, en primer lugar, que el hotel recompensara a los visitantes habituales (un descuento en el cargo de 30 € por salida tardía habría sido bienvenido, especialmente porque no llegamos hasta después de las 20:00h la primera noche). En segundo lugar, recomendamos a la dirección que se ocupara de los manifiestos y a veces irritantes estereotipos. En medio de esta comedia de errores, uno se preguntaba si había algún guionista disponible; seguro que había material de sobra. Peor aún: incluso después de hacer el check out (esperamos a que estuviera disponible uno de nuestros recepcionistas preferidos, un joven inteligente de la nueva generación de españoles), este ya mayor interfirió en segundo plano y pidió un taxi que, más tarde descubrimos, era, erróneamente, para el aeropuerto y no para llevarnos a la estación de tren como se había solicitado, mencionado más de una vez, para el servicio de AVE a Madrid y el sureste de España. Esta metedura de pata se hizo evidente al poco de empezar el viaje, cuando el conductor giró en dirección contraria a la estación de tren. Nunca nos quejamos de la sugerencia mal concebida de ir una noche al espectáculo de fuegos artificiales al oeste de la ciudad. ¡No había taxis disponibles después, debido a una demanda excepcionalmente alta, así que caminamos la mayor parte de los 9 km de vuelta al hotel!. Recordemos que llegamos en tren expreso, no en coche. Poco o nada se pensó en las recomendaciones... Las meteduras de pata de arriba me recordaron mucho a algunos momentos absurdos de John Cleese en la serie de la BBC Fawlty Towers, por no hablar del maestro de los concursos en 'Saber y Ganar' (TVE1). En la actualidad, Los Abetos parece atender principalmente a españoles nativos que llegan en coche privado, o a extranjeros claramente identificables que llegan en taxi desde el cercano aeropuerto internacional. Otros escenarios, como los trenes ecológicos con cero emisiones de CO2, parecen confundirles. Naturalmente, la edad nos llega a todos. Sin embargo, la excelente "Desiderata" nos habla del secreto para envejecer con gracia, es decir, cuándo dar el día por terminado. Sinceramente, lo mejor para mejorar la credibilidad del hotel y dejar de encasillar a la gente (al fin y al cabo, estamos en pleno siglo XXI) sería que el personaje a lo Jordi-Hurtado que está detrás del mostrador de recepción se jubilara.

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