Alemania: Ruta por la Selva Negra y Castillos, a tu aire en coche

Conducir por la Selva Negra es la mejor forma de conocerla. Al volante, cruzarás espesos y oscuros bosques intentando ver la luz en lo alto. La magia envuelve el paisaje y se abre paso en el Lago Titi, el mejor lugar para explorar en barco, hacer senderismo o sencillamente disfrutar de un paseo por la orilla o un agradable pícnic. Respira hondo y disfruta de cada punto del recorrido, lleno de valles, árboles y pequeñas localidades medievales llenas de encanto como Alpirsbach y Friburgo. En la Selva Negra, también encontrarás lugares únicos como Freudenstadt, popularmente conocida como “Ciudad de la alegría” y cuya plaza Mayor es la más grande del todo el país. Y cerca de la frontera con Francia, pararemos en la elegante localidad balneario de Baden-Baden, un paraíso del wellness debido al poder curativo de sus aguas termales desde tiempos inmemoriales. Y por supuesto, llegaremos a Stuttgart, la gran puerta de entrada de la Selva Negra y de la Jura de Suabia. La “Ruta por la Selva Negra y Castillos” te permitirá conocer algunos de los castillos más emblemáticos de la zona. Dicen que el de Hohenzollern, residencia durante siglos de la dinastía Hohenzollern, es uno de los más bonitos de Alemania, junto con el de Lichtenstein, ubicado sobre un risco en los Alpes de Suabia. Un idílico castillo que nació bajo la inspiración de las novelas de caballerías, obsesión del conde Wilhelm de Württemberg. En el de Tubinga encontrarás cosas tan curiosas como un almacén en donde criaban a los murciélagos más grandes del mundo y en el de Heidelberg está la tinaja más grande del mundo con capacidad para 220.000 litros de vino. De principios del s.XIX, el castillo de Heidelberg es el mejor testimonio del romanticismo alemán. En él residían los antiguos príncipes electores del Palatinado y era sitio de reunión de gran número de poetas y pensadores de la época del Romanticismo. Un buen vino siempre debe regar un buen plato. Así que lo mejor es acudir a Baiersbronn, uno d ellos epicentros de la alta cocina alemana, porque en esta ciudad hay tres restaurantes que agrupan ocho estrellas Michelín. Un viaje en el que desde luego es imprescindible probar el jamón y la tarta Selva Negra que llevan el nombre de este paraíso alemana, así como todas las delicias de esta región. Eso sí, siempre acompañado de una de las 5.000 variedades de cerveza que existen en Alemania.