Déjate seducir por Corea del Sur, un fascinante país del Lejano Oriente que a pesar de hundir sus raíces en los albores de la humanidad es en la actualidad una de las naciones más avanzadas y vanguardistas del planeta.
Un claro ejemplo es Seúl, su magnífica capital, donde se aprecia la modernidad y la tradición de Corea del Sur en muchos de sus rincones. Gracias a su eficiente metro, el turista puede moverse con gran comodidad por toda la urbe y visitar, entre otros atractivos, el City Hall con forma de tsunami, y frente a él el Palacio Deoksugung; los maravillosos palacios del conjunto Changdeokgung, catalogado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; el Palacio Qyeongbokgung, con 600 años de historia a sus espaldas; y el Lotte World Tower, un impresionante edificio de 550 metros de altura. El barrio de Myeongdong (que significa túnel brillante) constituye la mayor zona comercial y de vida en Corea del Sur, mientras que Bukchon Hanok Village es el barrio histórico tradicional sembrado de pequeñas viviendas. Imprescindible es el Memorial de la Guerra, un museo que repasa los conflictos vividos en la región a lo largo de la historia, como las diversas invasiones chinas y japonesas y la Guerra de Corea del siglo pasado.
Busan es la modernísima segunda ciudad de Corea. Allí se alza el Memorial de las Naciones Unidas, con un cementerio donde se encuentran enterradas personas de diversos orígenes. En el complejo Doosan Haeundae se pueden admirar sus rascacielos de más de 300 metros y su puerto deportivo. No hay que perderse el mayor mercado de pescado del país, junto al puerto de Nampo, ni el parque de Yongdusan, donde se encuentra una inmensa pagoda de 120 metros.
Tras conocer lo más importante de Corea del Sur, darás el salto a Japón.
La tercera mayor ciudad de Japón, Osaka constituye uno de los destinos más atractivos del país del Sol Naciente. No en vano, uno de sus monumentos está considerado como la atracción turística más visitada de todo Japón, tanto por turistas locales como por extranjeros. Es el imponente castillo de Osaka, emblema de poder desde finales del siglo XV. Además, los cantos de sirena de la tecnología nipona, con proyectos vanguardistas como el ‘edificio del cielo’ Umeda, que simula una ciudad flotante; el Umeda Sky Building, un rascacielos y mirador de 173 metros de altura; el espectacular acuario de Osaka, uno de los más grandes del mundo; o sus numerosos parques temáticos, como el Universal Studios Japan o Expoland; atraen año tras año a un creciente número de visitantes. Acércate al barrio Dotonbori, en el centro de Osaka, para vivir la alocada vida nocturna de la ciudad y sus famosos karaokes.
Capital de Japón entre los siglos VIII y XIX, Kioto alberga orgullosa un excepcional y variado legado en los ámbitos de las artes, la cultura, la religión o las ideas. Cada paso te descubre un nuevo tesoro arquitectónico en forma de castillo, palacio, templo, santuario o jardín. Entre toda esta riqueza destaca el suntuoso castillo Nijo, residencia del unificador Tokugawa Ieyasu, las 1.001 estatuas de madera dorada del templo Sanjusangendo, los templos Kiyomizu, Ryoanji, Ginkakuji o Pabellón de Plata, y Kinkakuji o Pabellón de Oro, y la Villa Imperial Katsura, una joya de la arquitectura. No te pierdas el barrio Gion, el lugar ideal para descubrir el teatro ‘kabuki’, las artes tradicionales, como los arreglos florales, y a las ‘Maiko’, cuya recargada apariencia es el estereotipo de la geisha para los occidentales.
Moderna, excéntrica, inigualable, extravagante, atractiva, disparatada, divertida, solemne, tradicional… Las palabras no alcanzan a definir una ciudad como Tokio, una vibrante ciudad global de 13 millones de habitantes. A pesar de liderar la vanguardia tecnológica y la modernidad urbanita, guarda un alma tradicional inextinguible que convierte a Tokio en una amalgama de contrastes. Te esperan el barrio Akihabara, un auténtico paraíso “friki”; el famoso cruce de Shibuya, donde hasta más de mil personas pueden coincidir en un momento; o la zona conocida como Golden Gai, un laberinto de callejuelas y estrechos edificios de dos plantas hechos de madera repleto de pequeños bares, cada uno con su excentricidad. Y esto es tan solo una ligera pincelada de los inabarcables atractivos que te ofrece la inolvidable capital de Japón.